miércoles, 23 de noviembre de 2011





20.000 kilómetros nada más y nada menos, y algunos países en la mochila.
Uno más que los demás; Islandia, esa isla remota, mágica y fría. Un piolet clavado en el corazón, un cable eléctrico que nos conecta en la distancia.
20.000 experiencias, 20.000 sensaciones en 20.000 kilómetros, en 4 meses.
4 meses no es mucho tiempo, pero sí son muchos días.

Podría ser un final, pero no lo es. Porque seguimos ligeros. Porque somos más ligeros.
La velocidad todavía nos empuja, la curiosidad aún nos dirige, el viento continúa revolviéndonos el pelo y las pestañas.
Henchidos de energía, querríamos entonar la Canción del pirata, pero tranquilos, no lo haremos... más que nada por vergüenza.

Lo estuvimos, pero ya no estamos tristes. El final de un viaje es siempre el principio de algo, de otra cosa, de otro viaje por ejemplo.
El final de un viaje es el principio de su recuerdo. Es el principio de otra vida en la misma vida, de otro cuerpo con más poros, con más aire y más electricidad, con más ganas.
Como cuando te desabrochas el botón del pantalón y respiras mejor, y te sientes más libre.
O como cuando te cortas las puntas y nadie lo nota, pues nosotros hemos mudado la piel, y la nueva nos gusta más.

En fin, o en principio, aquí acaba la escapada al norte, por ahora...
Y ha sido un placer compartirla.






domingo, 6 de noviembre de 2011

ESTOCOLMO con mayúsculas

Tidernas Basta Rock, en la 106.7 de FM, nos acompañó durante los 3 días que dedicamos a visitar la capital de Suecia. Una emisora de clásicos de rock y la perfecta banda sonora para una ciudad como Estocolmo.

De esta ciudad creo que nos gustó todo.
Su casco antiguo, el Gamla Stan, es fantástico, especialmente por la noche; calles estrechujas, suelo de adoquines, altas catedrales y un palacio real... todo iluminado por una luz amarilla y tenue, como de vela.
Además, la ciudad está repartida entre un montón de islitas unidas por puentes sobre supuestos canales, presentando un desarrollo urbanístico complicado pero muy atractivo.


En pleno centro comercial de Estocolmo se encuentra la Kulturhuset, un enorme centro cultural donde comparten espacio un cine, un teatro, salas de exposiciones, salas de conciertos, cafeterías y hasta una tienda de diseño escandinavo. Un palacio para la cultura. Un placer para los sentidos.
Desde su posición privilegiada, la Kulturhuset desafía a los grandes almacenes que la rodean, tentando a los viandantes a volver a enfundar sus tarjetas de crédito, a abandonar sus bolsas de plástico llenas de trapos sin estrenar, atrayéndoles con una luz más fuerte que el violento blanco de los escaparates, la luz del consumo responsable.



Skeppsholmen es una de esas pequeñas islas que conforman la ciudad. Pero en esta isla no hay viviendas ni comercios, los únicos habitantes de Skeppsholmen son exposiciones, fotografías, cuadros. Impresiones y puntos de vista. Museos y salas. Y también visitantes ávidos de arte, de información, de convulsión.
Nunca antes habíamos visto tanto territorio destinado a un fin cultural.
Si el Kulturhuset es el Palacio de la cultura, éste sería su Imperio.

Podríamos describir a Estocolmo con un símil. Imaginaros a un gafapasta con cresta punk. Una ciudad oscura, sibarita y minimalista. Un géiser de creatividad que intimida y atrae.
Un juguete gigante. Una locura de obligada visita.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Bjórl, øl , öl... a la rica cerveza!

Según nuestros vagos conocimientos sobre mitología greco-latina, el vino parece estar considerada la bebida de nuestros dioses. En el caso greco-latino podemos entenderlo.
Sin embargo, no somos capaces de imaginar a los Aesir, los dioses nórdicos, bebiendo vino. A no ser que los del Olimpo lo exportaran, a un precio considerable, claro.
A Thor, Odín o Njördur, como antiguos representantes del espíritu escandinavo, sólo podemos imaginarlos en sus castillos de hielo y fuego, sentados en tronos cubiertos de pieles, bebiendo el elixir ámbar del norte, paladeando en grandes jarras de madera una espumosa y amarga CERVEZA.

Y lo cierto es que cervezas hay en todas partes.
Desconocemos cuál es la causa antropológica que impulsa al hombre a fermentar el cereal para fabricar esta nuestra habitual bebida, pasando a formar parte de la herencia cultural de cada pueblo, convirtiéndose en una reconocida seña de identidad por los siglos de los siglos (...amén).

Está claro que no son los únicos, y puede que tampoco sean los mejores, pero si hay algo de lo que podemos dar fe después de esta escapada al norte es de que los nórdicos son grandes fabricantes y grandes bebedores de cerveza. Y amigos, esto se contagia.

Durante estos meses hemos dedicado parte de nuestro tiempo a conocer, saborear y evaluar todas las cervezas que han caído en nuestras manos. Y como estamos muy bien enseñados en que el saber hay que compartirlo, ahí va nuestra selección personal.


miércoles, 2 de noviembre de 2011

Estocolmo. Aterrizaje de emergencia

Nuestra llegada a Estocolmo puede definirse en una sola palabra: APOTEÓSICA.

En primer lugar, pasamos varias horas saltando de puente en puente y tiro porque me lleva la corriente, tratando de encontrar otro maldito camping donde darnos una ducha (que digo yo que una ducha a la semana no es mucho pedir...). Pero claro, sin un mapa decente y con los carteles en sueco, la cosa estaba complicada...
Mientras dábamos vueltas por el scalextric de la capital sueca también dedicamos parte de nuestro tiempo a acordarnos con ningún cariño del Excelentísmo Alcalde de Madrid, el señor don Alberto Ruíz Gallardón.
Os preguntaréis por qué elegimos tan mal momento para recordar a nuestro querido alcalde. Pues muy sencillo, porque sospechamos que Gallardón ha dedicado sus vacaciones de verano a hacer un tour por Europa recomendando a TODAS las alcaldías de TODOS los pueblos de TODOS los países por los que hemos pasado para que utilicen su tiempo, su energía, su economía y mano de obra a levantar cada palmo de carretera del continente.
Así es que Europa entera se ha convertido en un laberinto de cemento, grúas y operarios vestidos de colores chillones.
Estoy segura de que en estos momentos Gallardón está mirando por el enorme catalejo que tiene en la ventana de su despacho, y se frota las manos y ríe con una risa malévola al comprobar que su plan maestro de reconstruir todo el planeta Tierra va viento en popa.

domingo, 30 de octubre de 2011

Suecia dos

Sin tener en cuenta Estocolmo que nos encantó, el sur de Suecia no nos pareció nada del otro mundo, y por lo que hemos leído parece que es infinitamente menos espectacular que el norte del país, adonde no llegamos por falta de tiempo.

Los paisajes del sur se componen básicamente de oscuros bosques, extensas llanuras y algunos pueblecitos y lagos. No está mal, pero no alucina.
Quizás lo que más nos llamó la atención fue la confirmación visual de que en Suecia se disfruta de una calidad de vida envidiable.
Disponen de mucho territorio para muy poca población (hablamos de unos 450.000 km2 para 9 millones de habitantes aproximadamente). Casi todos viven en espaciosas casas unifamiliares, y sin conocer el salario medio, los precios nos parecieron razonables hasta para un salario español.
En Suecia hay inmigración, y suponemos que como en cualquier país receptor también habrá problemas de integración, racismo y xenofobia, pero a diferencia del caso español (por ejemplo) nos pareció comprobar que aquí no se asocia con la misma ligereza que en España la inmigración a la delincuencia.
Y si lo hacen, desde luego que lo que muestran es todo lo contrario.
Un ejemplo gráfico: dando una vuelta un sábado noche por la ciudad de Estocolmo vimos muchos locales de oficinas ocupando una planta baja. Unas paredes de cristal transparente eran lo único que separaban la calle del interior de las oficinas. Es decir, eran como escaparates del trabajo, donde se exponían ostentosamente suculentos ordenadores con gigantes pantallas planas, tentadores equipos de música, indefensas mochilas y abrigos olvidados con descuido en la huida al fin de semana, vinilos, muebles, proyectores... un auténtico paraíso para cualquier ladrón que se atreva con un rápido alunizaje.
Sin embargo no deben ser muy habituales este tipo de robos en Suecia, sería bobo y suicida regalar así todo un equipo de trabajo!

Eso nos hizo reflexionar... y pensamos que podría ser que España tuviera tan mala suerte que sólo recibiera a los inmigrantes más peligrosos, a los criminales más sanguinarios... a los rumanos, latinos, africanos peor educados, con más mala idea, menos empáticos...
O también podría ser que la atmósfera del país de acogida sea menos crispada en Suecia que en España. Que nuestra picaresca se contagia, y el respeto y buen hacer sueco, también. Que las zonas marginales, por desgracia residencia habitual de muchos de nuestros inmigrantes, no sean tan frecuentes en Suecia.
Podría ser que los inmigrantes no son delincuentes por ser inmigrantes, por ser "de color", o ser "panchitos", o "del este"... sino que entre Suecia y España hay más diferencias que las horas de Sol, la temperatura y la alimentación. Pero sólo podría ser...

Y tras esta reflexión sectaria y panfletaria (como seguro diría nuestro querido colega Marcos) paso a recomendar algunos lugares del sur del país donde sí merece la pena parar de camino a Estocolmo.

Por encima del resto destacaríamos las bonitas poblaciones de origen medieval. Algunas conservan un caso antiguo casi simbólico como Ystad, Norrköping o Kalmar. Otras como Vadstena, y sobre todo la ciudad de Visby en la isla de Gotland, mantienen la estructura medieval con estrechas callejuelas adoquinadas, pequeñas casas de piedra con entramado de madera, iglesias con torres puntiagudas e incluso restos de una antigua muralla, como en el caso de Visby.

Las islas de Öland y Gotland nos gustaron especialmente. En Gotland, además de la ciudad medieval encontramos más de 400 ruinas de iglesias medievales repartidas por la isla! Y Öland está poblada de cientos de pequeños molinos de madera muy bien conservados, aunque cerrados al público después de los meses de verano. También hay incontables túmulos funerarios prehistóricos que se ven fácilmente a ambos lados de la carretera. Una maravilla, la verdad.
Pero lo que más nos gustó de Öland, aunque no nos creáis, fue toparnos con nuestra última Aurora Boreal! Sí! Una preciosa y enorme aurora que tiñó de rojo intenso el cielo del sur de Suecia. Aún no entendemos porqué apareció tan al sur del circulo polar, ni cómo tuvimos la suerte de verla.

Otro de los placeres de recorrer el sur fue encontrar vestigios vikingos, como Rökstenen, la piedra rúnica más famosa de Suecia. Está situada junto a la iglesia de Rök, cerca de Vadstena.
Esta antigua piedra de principios del siglo IX recoge el memorial que Varin, padre de Vämod, talló en la roca tras la muerte de su hijo. Además de ver y tocar la piedra, se puede visitar una exposición exterior donde se traduce y se interpreta el memorial rúnico, y donde también se explica la escritura rúnica y las características de la sociedad vikinga. Muy interesante!

martes, 25 de octubre de 2011

Suecia uno

El día 22 de octubre dejamos Copenhage y partimos rumbo Suecia.
Atravesamos los 38 km del impresionante puente de Öresund, que dibuja una enorme curva de cemento gris sobre el mar, acercando Europa a Suecia, o Suecia a Europa. Minimizando la frontera marítima, reduciéndola a un más que razonable peaje.

Una vez en suelo sueco condujimos por la carretera de la costa, desde Mälmo hasta Ystad. Necesitábamos una ducha urgente así que nuestra prioridad absoluta era encontrar un camping abierto... y no fue una tarea fácil.
Buscamos durante un par de horas, y encontramos muchos campings, pero todos acababan de cerrar por fin de temporada.
Cuando ya empezábamos a asumir que íbamos a superar la barrera de la semana sin haber catado una ducha en condiciones... Victoria! Nos dimos de bruces con uno!
Por fuera nos pareció el camping más acogedor del universo; árboles frondosos, un minigolf, roulottes con banderitas, niños correteando... en pañales... madres con pinta de exprostitutas fumando en la puerta de sus casas prefabricadas, edificios comunes de ventanas que chirriaban con el viento... vaya, el camping se había convertido de pronto en el decorado de una peli de David Linch.
Nada más entrar conocimos a los encargados, una pandilla que merece ser descrita con detalle.

Por orden de aparición:
- El señor tripudo con bigote: Su cara era una mezcla entre la cara de Tejero y la de Frankenstein, y además mosqueado. Nos vigilaba desde la distancia y tenía una sospechosa pinta de sospechoso.
- El señor tripudo sin bigote: Vestía una sucia camiseta "blanca" y unas modernas gafas de principios de los 60 con cristales de un aumento imposible que transformaban su cara en la de un Rompetechos ajado y gordinflón.
Como estos dos individuos no hablaban ni papa de inglés tuvo que salir en su rescate...
- La jovencita bilingüe: Extrañamente joven para compartir tiempo y espacio con el resto de la pandilla. Hiératica pero agradable. Debemos agradecerle nuestra ansiada ducha por a su labor como ¿traductora?.
- La señora bizca, y coja. Pensamos que era la esposa del señor tripudo y sin bigote, o por lo menos que tenían algún rollete. Siempre sonriendo, bromeaba con nosotros en sueco, creo. Sin duda la más simpática del grupo.
- La señora flaca. Flaca, reflaca y arrugada. Se mondaba de risa con las bromas suecas de la señora bizca y coja, nos resultó muy agradable. Creemos que comparte algún tipo de parentesco con la jovencita bilingüe.

Podéis imaginar nuestra desesperación si os digo que ni nos planteamos salir corriendo de semejante escenario. Todo lo contrario, nos sentimos como en casa.
Y la ducha, a pesar de funcionar con monedas y durar unos escasos 5 minutos, nos pareció un regalo del cielo.

Suecia nos daba la bienvenida con una familiaridad particular y desconcertante...

sábado, 22 de octubre de 2011

Copenhage

Para llegar a Copenhage nos dirigimos hacia el sur y atravesamos la isla de Fionia cruzando dos grandes puentes sobre el mar.

Una vez en la capital establecimos nuestro campamento base en el camping cerrado de la periferia. El camping está construido dentro un antiguo fuerte, con cañones y visitas al mar. Un lugar alejado y tranquilo, pero bien comunicado con el centro de la ciudad.
El sitio hubiera sido perfecto de haber contado con duchas. Lamentablemente tuvimos que conformarnos con unos tétricos baños públicos de dudosa higiene y sin agua caliente.
Algún ingenioso joven o jovena, seguro que durante una más que probable borrachera, decidió prevenir a las intrépidas meonas con la sucia frase de "hell is here" pintarrajeda en la puerta del baño femenino. Y es cierto, el infierno estaba en ese baño. Aún así, el baño infernal cumplió más que de sobra con su función, rescatándonos de la inevitable inmundicia que acompaña a la vida nómada.

Lo primero que nos llamó la atención de Copenhage fue el importante tráfico de bicicletas. Denso como en cualquier ciudad asiática, pero ordenado y limpio según marcan los cánones escandinavos.
Aquí los ciclistas son los amos de la pista, como decía la canción del colacao. Hay un tour en cada recta, y la rutina diaria en cada cruce. Su determinación al circular intimida tanto a los no iniciados como al resto de vehículos, ganándose el respeto de todos.
Los dueños de la ciudad decoran las fachadas y abarrotan las aceras con bicis de todos los colores, tamaños y formas. Aportan su granito de personalidad y mejoran el paisaje urbano. Le imprimen carácter a la capital, y ese carácter nos gustó mucho.

Copenhage resulta una ciudad atractiva no solo por la omnipresencia de los cicloandantes, sino también por la magestuosidad de sus edificios y la belleza de su casco antiguo.
Incluso Christiania se presenta apacible. Un paraíso hippie trasnochado, culturalmente vivo pero previsible, donde conviven cívicamente coloridos mercadillos de ropa basura, parafernalia y drogas blandas con jugadores de backgamon bebiendo té  y fumando porros de 15 centímetros.

Quizás es ahí donde radica el encanto de esta ciudad. Hagas lo que hagas y estés donde estés, parece que nada malo puede sucederte en Copenhage.

jueves, 20 de octubre de 2011

Llegamos a Dinamarca

El sábado 15 de octubre desembarcamos en el puerto de Hirstals.
Una vez en tierra, a salvo del brote esquizofrénico del barco, confesamos nuestro recelo sobre lo que Dinamarca podía ofrecernos en comparación con Islandia.
Sabíamos que se habían terminado los paisajes extraterrestres y las auroras boreales, también las piscinas calientes, y la absoluta libertad de movimiento automovilístico... Un nuevo país se definía en el horizonte, y aunque nos pesase, no quedaba otra que cambiar el chip.
Dinamarca por su parte se mostró acogedora desde el primer momento, parecía tratar de ganarse nuestro interés. El sol brillaba cálido, los colores del otoño empezaban a maquillar el paisaje y los ondulantes prados giraban casi en espiral, hipnotizándonos.
Había que darle una oportunidad, y creo que acertamos. Dinamarca es un país muy agradable.

Pasamos los primeros días entre la pequeña ciudad de Arhus y el Distrito de los Lagos, ambos en la península de Jutlandia, y fue en esta región donde empezamos a descubrir lo que posteriormente consideramos lo mejor del país.

Desde el principio se percibe un gran respeto por la naturaleza. Frondosos bosques salpicados de pequeños lagos rodean las poblaciones de Silkeborg y Skandeborg, integradas perfectamente en el entorno natural.
Fue una maravilla internarse en los bosques daneses, especialmente después de haber pasado tres meses inmersos en el agreste paisaje islandés.
Pasear entre los tupidos árboles, respirar la humedad de la tierra, enredarnos en telas de araña... Sentirnos envueltos por la vegetación refrescó nuestro espíritu aventurero.

Una vez recuperada la curiosidad viajera, descubrimos que la región ofrecía algo más que lagos, bosques y placidez.
En el pequeño museo de Silkeborg se conservan los restos del hombre de Tollund, un señor de la Edad de Hierro que fue encontrado en los años 50 por un par de hermanos (o primos, no recuerdo bien el parentesco) mientras escavaban en una gran turbera de la zona.
Debido a las condiciones de la turba, el cuerpo ha engañado a la descomposición, manteniéndose tan incorrupcto gracias a los misterios de la química, como las monjas incorruptas gracias al misterio divino. De hecho, se considera el hombre prehistórico mejor conservado del mundo.
El hombre de Tollund, acurrucado, parece dormido.Sus párpados están cerrados, sus labios apretados, su frente surcada de arrugas, y una corta barba pelirroja perfila su mentón... es un bello durmiente, un eterno durmiente. Su cuerpo, encogido y deshidratado, tiene tanta presencia que sin querer nos obliga a hablar en susurros para evitar perturbar su sueño.


http://www.tollundman.dk/

La ciudad de Arhus nos pareció amable y viva. Allí visitamos Aros, uno de los museos de arte más importantes del país. 
Aros nos recordó al Guggenheim de Bilbao, salvando la distancias en cuanto al exterior del edificio, claro. También alberga interesantes colecciones de arte moderno, instalaciones,  y algunas exposiciones temporales.
En el momento en que lo visitamos había una sugerente exposición del artista danés Olafur Eliasson, famoso por sus trabajos sobre la tecnología, la luz y el color.
Pero si tenemos que elegir una sola obra de todo el museo, nos quedamos sin duda con el inmenso Boy de Ron Mueck. Ese niño gigante enfurruñado que observa a los visitantes desde su rincón.
La perfección de su cuerpo atrapa y asusta. A pesar de la fragilidad que transmite su postura, su tamaño nos hace saber que podría aplastarnos con un solo gesto, un pisotón o un manotazo bastarían.
Es increíblemente real.
http://www.aros.dk
Abandonamos la península de Jutlandia saboreando la sensación de haber presenciado una curiosa coincidencia. La momia Tollundman, inerte y real, y el gigante Boy, ficticio y vivo, comparten una siniestra vecindad. Y esa contradicción extraña nos remueve en el asiento mientras conducimos hacia Copenhage.

viernes, 14 de octubre de 2011

Otra de Auroritas

Estamos pasando el mono de las auroras, aún no podemos quitárnoslas de la cabeza. Hablamos de ellas, pensamos en ellas, soñamos con ellas...
No queremos que nuestro tema favorito deje de estar de actualidad en el blog, así que he buscado una excusa cualquiera para retomarlo.
También quería aprovechar y hacer un llamamiento a mi hermana Nuria, recién licenciada en Ciencias Físicas (orgullo de hermana mayor, qué pasa) y que se aventure a darnos una explicación para tontos del maravilloso fenómeno de las Auroras Boreales. Espero que lo leas!!

Sin más, ilustramos la entrada con alguna foto, para deleite vuestro, y para calmar nuestro síndrome de abstinencia:
Aurora de fuego
Espiral de fuego
Arco de fuego
Espirales
Espirales y fuego entre nubes 
Arco espiral. Cortina.
Maléfico fantasma diabólico

Travesía

Hoy por primera vez escribo en vivo y en directo. Y escribo desde un lugar peculiar. Estamos en algún punto indeterminado del mar del norte, en el ferry Nörrona de Smyril Line, y nos quedan aproximadamente 16 horas para llegar a Hirstals, nuestro destino en Dinamarca.

Como veis, finalmente pudimos coger el ferry! desde nuestro síndrome de Islandia diremos que nos parece que este país quiere tanto a sus turistas que no los deja irse.
Y no hizo falta comprar ningún rifle, sobrevivimos a la nieve, las ventiscas y el frío armados únicamente con varias capas de ropa superpuesta y la calefacción de la furgo.
La semanita de marras no estuvo tan mal al fin y al cabo. Volvimos a algunos puntos del sur del país que queríamos conocer mejor, paseamos y dormimos... lo único que echamos en falta fue ver un gran espectáculo de auroras. El cielo estuvo cubierto muchas noches, y cuando despejaba, las señoritas no aparecían. Aparecieron una única vez pero con muy poca intensidad. Fue bastante decepcionante que no salieran a despedirnos después de todo el tiempo que les habíamos dedicado... pero qué le vamos a hacer, así de misteriosa es la naturaleza!

Fue una semana tranquila hasta la mañana del día 11 de octubre, un día antes de salir el ferry, cuando una extraña llamada nos despertó.
Cuando descolgué, una voz conocida me saludó en inglés (bueno, no me saludó a mí exactamente): "Hello? Sisar Órtis?" Era uno de los extraños individuos de la oficina de la Syril line, que cumplían con su promesa. Otra vez el mal tiempo había hecho adelantar la salida del ferry, debíamos volver de inmediato a Seydisfjördur, el embarque era de 18 a 19h. y de 22 a 23h. ¿¿??, pero el ferry no saldría hasta las 6h de la mañana siguiente (ya lo sé, todo era muy raro).
Después de darle las gracias y decirle que volveríamos en seguida, justo antes de colgar, el individuo nos preguntó una última cosa: "Have you lost a cat?"... Ahí ya sí que flipé: "A cat?... no, no... we don't have any cat... here...
Entonces el individuo empezó a reirse: "jajaja sorry, not a cat a hat!" 
¿Qué pasa? los islandeses pronuncian muy parecido la c y la h...
Efectivamente, habíamos perdido un hat y no un cat, pero no sabíamos ni dónde ni cuándo. De hecho nos parecía imposible haberlo perdido, ya que César no se lo quita ni para dormir.
Cuando llegamos a la oficina a recogerlo, los individuos ya nos saludaron con familiaridad. Nos dijeron que se lo habían encontrado en el suelo, delante de la oficina, y que pensaron que era nuestro. Realmente nuestra primera visita debió causarles una gran impresión.

Después de vegetar varias horas por el pueblo, que seguía siendo igual de bohemio que la semana anterior, y de comernos una hamburguesa en nuestra gasolinera favorita (no me creeréis si os digo que pedimos pizza pero resulta que no la cocinan), embarcamos en el magnífico ferry Norröna.
Los dos individuos de la oficina de información estaban allí, vestidos de amarillo fosforescente, haciendo señas a los conductores para ayudarles a dirigir el coche al interior del barco. Nosotros nos despedimos de ellos con cariño, pero antes de desaparecer en las tripas del Nörrona me pareció ver por el retrovisor del coche como los dos individuos se abrazaban saltando, lloraban de alegría y hasta bailaban unas sevillanas.

Y aquí seguimos, en el barquito. La verdad es que no estamos nada mal, ha sido una suerte conseguir acceso a internet, así las horas no pasan tan despacio. Además, teniendo el portátil podemos ver DeadWood, la serie a la que ahora estamos enganchados. También leemos, planeamos qué hacer cuando lleguemos a Dinamarca, bebemos cervezas...
Aunque para ser sinceros, ninguna actividad nos distrae lo suficiente como para salir indemnes de la locura del barco; niñas gritonas, adolescentes borrachos cantando la canción de Pipi Lagstrump (será porque era sueca?), un señor que nos pregunta si vivimos aquí... la locura nos acecha por todas partes, ahora me arrepiento de no haber comprado el rifle del calibre 22.

Escandinavia es un territorio conocido pero soprendente, si sobrevivimos a la travesía, en unos días os contaremos qué seguimos haciendo por el norte.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Atrapados en Islandia, y esta vez en serio.

En una entrada de hace un par de semanas os confesamos sentirnos atrapados por la belleza de este país. Hoy no se trata de ninguna metáfora, estamos literalmente atrapados en Islandia.
La historia es un poco larga, pero merece la pena contarla bien, así que empezaré por el principio.

Hace una semana, estando en Akureyri, decidimos poner una fecha de vuelta al continente. Los ferrys salen una vez por semana, por lo que nuestro margen de maniobra era bastante reducido. No sin discutir, reservamos finalmente el ferry del 5 de octubre.
Los últimos días los dedicamos a conocer el este del país, y la verdad es que disfrutamos un montón. Confirmamos una vez más que cualquier zona de Islandia es alucinante.
La noche del 4 de octubre ya teníamos todo organizado para la travesía de tres días en barco hasta Hirstals, y decidimos darnos un último homenaje; cenaríamos cordero y brindaríamos con champán para celebrar el fin de nuestro periplo islandés y los tres meses justos de aventura furgonetera.
Con esta intención nos dirigimos a Seydisfjördur, el único pueblo desde donde salen los ferrys con destino internacional. Cenaríamos allí y pasaríamos la noche en sus alrededores. Quizás podríamos ver la última Aurora Boreal del viaje (por cierto, gracias Patxi por la información del enlace, muy interesante!)
Según la Lonely Planet, Seydisfjördur es en enclave bohemio del este islandés. Parece que allí viven artesanos, músicos y creativos en general. Pero cuando llegamos sobre las ocho de la tarde, el pueblo tenía de bohemio lo que yo de... cura. Todo estaba cerrado, oscuro y vacío. Debe ser que en Islandia los bohemios se recogen pronto.
El único local que parecía estar abierto era la tienda de una gasolinera. Su interior proyectaba una luz mortecina en la oscuridad del pueblo. Nada más parecía demostrar que dentro hubiera vida consciente.
En un lateral de la pared de cristal había un cartel hecho con 5 folios pegados en los que estaba impresa la palabra PIZZA en mayúsculas Times New Roman. Eso nos hizo decidirnos, cenaríamos pizza mala y brindaríamos con birras. Algo era algo, así que nos bajamos del coche y entramos en el lúgubre establecimiento.
Vaya dos inocentes, aún no sabíamos que de lo de cenar pizza, "tururú que te vi", y que ese iba a ser el menor de nuestros males.
Después de varios "Hy? Hello?" apareció una mujer rubia que nos dijo que lo sentía mucho pero que estaba cerrando. Luego, con un gesto de infinita compasión nos preguntó: "¿Habéis perdido el ferry?", nosotros respondimos confiados: "no no, nosotros salimos mañana", a lo que ella replicó: "mañana no sale ningún ferry, ¿no os han avisado?"
La cara de gilipollas que se nos quedó debió conmover aún más a la mujer: "debido al mal tiempo el ferry se ha adelantado, acaba de irse... intentaron avisar a todos los pasajeros".
En ese momento, de lo único que fuimos capaces fue de balbucear en inglés macarrónico algo así como: "but, we thought... 5...october...tomorrow?"
La pobre mujer, convertida en intermediaria accidental de la Smyril Line, nos preguntó si teníamos dónde pasar la noche, y se ofreció a prepararnos un sándwich... qué maja.
Le dimos las gracias, rechazamos educadamente su ofrecimiento y nos marchamos con la misma cara de gilipollas que habíamos estrenado minutos antes, intentando comprender qué leches estaba pasando. Sin embargo, en cuanto pisamos la calle empezamos a atar cabos...
Dos días antes habíamos recibido un mensaje en el móvil que nosotros entendimos de confirmación de horario de embarque y salida del ferry. En el mensaje no se especificaba ningún cambio de fecha, por lo que pudimos entender claro, ya que el maldito mensaje estaba en alemán!!
Y aún había más... 20 minutos antes de la absurda conversación en la gasolinera, mientras nos acercábamos en coche al pueblo, vimos un gran ferry atracado en el puerto. Comentamos ingenuamente que era raro que el ferry hubiera llegado un día antes. Cuando llegamos al pueblo el ferry había desaparecido... exacto, nuestro ferry se había largado delante de nuestras narices!!
Llegados a este punto, el grado de surrealismo que había alcanzado la historia y la certeza de nuestra idiotez... desembocó en un ataque de risa.
Y así, descojonándonos, buscamos un sitio donde pasar la noche, prepararnos algo de cena y organizar el plan para la siguiente semana, ya que por obligación tendríamos que permanecer una semana más en este maravilloso y loco país.

Lo que todavía no os hemos contado es que en el mes de octubre los servicios escasean y casi no hay campings abiertos, ni siquiera los gratuitos.
Además de un día para otro se ha puesto a nevar, hay carreteras cortadas y puertos inaccesibles...
Estamos pensando seriamente hacernos con un rifle del calibre 22, como el de McCandless. En el caso de quedarnos aislados por la nieve y que se nos terminen los víveres, esperamos poder cazar algún reno, o por lo menos un cisne, o un pato. No, mejor una de esas gaviotas árticas con tan mala leche, que aún tenemos pendiente cobrarnos el picotazo de César. Cabronas! Ahora sí que os vais a enterar!

A la mañana siguiente del episodio de la gasolinera fuimos a la oficina que la compañía Smyril Line tiene en el puerto. Allí nos recibieron dos desconcertantes individuos. Pusieron cara de susto en cuanto nos vieron entrar, y casi les tuvimos que explicar nosotros lo que había que hacer; cambiarnos los billetes sin costes adicionales y no volvernos a enviar un mensaje en alemán (pero por qué en alemán!?)
Eso nos hizo sospechar que debimos ser los dos únicos tolais que se quedaron en tierra... Crucemos los dedos para que se acuerden de avisarnos personalmente en el caso de haber otro cambio en el ferry, tal y como nos han prometido.

Así están las cosas... tendremos que inventar algo para pasar la próxima semanita... Imagino que por lo menos podremos seguir cazando auroras... siempre y cuando deje de nevar... También podremos disfrutar del prematuro invierno islandés Por ejemplo, ya hemos visto cómo los ganaderos empiezan a recoger a los caballos y a las ovejas... al mismo tiempo que nos miran pasar extrañados, seguramente preguntándose: "¿se puede saber que coño hacéis vosotros todavía aquí?"

martes, 4 de octubre de 2011

Lo mejor, lo peor y lo que desconocemos. Una guía corta totalmente subjetiva. (parte IV)

DINERO Y COMIDA.
Sin rodeos, Islandia es un país caro. Es caro alquilar un vehículo, es caro el alojamiento, es cara la gasolina, y es caro comer y beber.
Salir a cenar o a tomar una cerveza es casi prohibitivo. Como mucho podréis alimentaros a base de comida rápida.
En el caso de que traigáis un hornillo o que os alojéis en sitios con cocina, lo mejor es que compréis vuestra propia comida. Pero claro, comprar en el super también es más caro que en España, y además hay muy poca variedad de productos. Pondréis a prueba vuestra capacidad para el cálculo matemático y vuestra imaginación culinaria. Todo un reto, eh?
A pesar de los precios, deberíais probar algunos platos islandeses. Son escasitos con las raciones, pero lo que cocinan lo cocinan muy bien.
Un aspecto positivo? en prácticamente cualquier establecimiento se puede pagar con tarjeta, incluso en los refugios de montaña! así que apenas os hará falta llevar dinero en metálico. Aunque recordad que muchas duchas van con monedas, no cometáis la misma estupidez que nosotros y os deshagáis sin reflexionar de todas esas "inútiles moneditas que sólo molestan en la cartera".

Aunque en teoría está prohibido introducir en el país más de una cantidad determinada de productos de origen animal, casi todos los españoles traemos reservas desde casa. Os recomendamos venir bien pertrechados, sobre todo de embutido que aquí es de los productos más caros!
No sabemos con exactitud las consecuencias si os pillan con embutido en la maleta, nosotros nos libramos del registro por los pelos. Imaginamos que como mucho les daréis una alegría al personal de la aduana, pero esconderlo bien por si las moscas!

Y hasta aquí las recomendaciones básicas. Responderemos con gusto a todas las sugerencias, consultas y comentarios que puedan surgir a los futuros viajeros.

Sólo una cosa más; nos dais mucha envidia, nos encantaría poder volver a descubrir Islandia otra vez.

Lo mejor, lo peor y lo que desconocemos. Una guía corta totalmente subjetiva. (parte III)

SENDERISMO (Y OTRAS ACTIVIDADES QUE NO HEMOS PRACTICADO).
Si os gusta practicar senderismo, habéis acertado eligiendo Islandia como destino. Encontraréis infinidad de rutas con diferentes grados de dificultad y duración. Generalmente están bien señalizadas, aunque hay algunas que no, por lo que es recomendable traer un GPS.
Además, en los centros de información turística de cada zona se pueden adquirir mapas muy detallados de todas  las rutas, incluyendo las coordenadas de GPS, así que resulta muy difícil perderse.
Aún así, nos permitimos haceros algunas recomendaciones:
- Muchas de las rutas tienen tramos en los que hay que atravesar algún río. Normalmente estos ríos son poco profundos y no suele ser complicado vadearlos. Lo peor casi es tener que descalzarse y meter los pies en el agua congelada, sobre todo si está lloviendo!
Deberíais llevar siempre en vuestra mochila un par de sandalias que se sujeten bien al pie para evitar que se las lleve la corriente, y para no haceros daño al caminar sobre rocas.
También es buena idea llevar por lo menos un bastón para caminar, ya que proporciona más estabilidad en los vadeos.
- Vuestro equipo de trekking debería incluir un saco de dormir que soporte bajas temperaturas. Nosotros usamos sacos de entre 1º y -5º y no pasamos frío.
También una tienda manejable y estable, puede haber rachas de viento muy fuerte. Pero lo más importante es que sea totalmente impermeable! a veces el suele donde acampar es muy húmedo, y puede lloveros durante días.
Por supuesto el resto del equipo debe ser impermeable también; un buen chubasquero, cubrepantalones y botas.
Recordamos que las rutas no tienen por qué ser muy duras, lo que las complica es el clima.
- Una de las ventajas de caminar por Islandia es que normalmente no hace falta cargar con mucha agua ya que hay cascadas y ríos cada poco. Puede que haya que vadearlos, sí, pero nos proporcionan una fresh icelandic water de lo más rica.

Durante nuestra estancia, además de numerosas rutas de un día, pudimos realizar 3 excursiones de varios días. Las 3 son muy recomendables:
1. Landmannalaugar - Skógar = 75km (5/6 días)
Esta ruta tiene los paisajes más increíbles que hemos visto nunca. Diríamos que es casi obligatoria. Está descrita con detalle en una entrada anterior, si queréis más info podéis remitiros a ella.
2.Península de Hornstrandir. Hornvík - Hesteyri = 45km aprox. (3/4 días)
La Reserva Natural de Hornstrandir tiene numerosas posibilidades para caminar. No olvidéis que es de las zonas más salvajes de Europa, así que contad con que los senderos no siempre están señalizados, y hay pasos de montaña bastante complicados. Es necesario llevar siempre un mapa (un GPS también es recomendable), ir con un equipo adecuado y suficiente comida, ya que no hay servicios. Estad preparados para disfrutar y sufrir a partes iguales.
También encontraréis más información en una entrada anterior.
3. Península de Strandir. Ingolfsfjördur - Drangavík = 50km aprox. (4/5 días ida y vuelta)
Esta rura es francamente bonita y sencilla, y a diferencia de las dos anteriores, muy poco transitada. Tampoco está señalizada y no hay refugios ni servicios de ningún tipo. De los pueblos de los al rededores sólo en Krossnes hay una venta pequeña que no siempre está abierta.
A nosotros nos encantó, disfrutamos de la soledad, del silencio, de la compañía de animales en libertad y de un clima y un paisaje estupendo.
Atardecer en la península de Strandir.
Como ya hemos dicho hay cientos de posibilidades, os recomendamos acudir a las oficinas de información turística de cada zona, tienen mucha información.

Además de senderismo se pueden practicar otros muchas actividades. Nosotros no lo hemos hecho, pero hay publicidad por todas partes: rafting, motos de nieve, paseos a caballo, pesca, rutas por glaciares, buceo, golf...



Lo mejor, lo peor y lo que desconocemos. Una guía corta totalmente subjetiva. (parte II)

TRANSPORTE Y ALOJAMIENTO
Como ya sabéis nuestro viaje es un poco sui géneris porque llegamos a Islandia en furgoneta desde Madrid.
Desde luego la señora Jumpy se ha portado como una campeona. Seguro que nunca hubiera imaginado que tendría que trabajar tan duro; sufriendo a diario por sus amortiguadores durante kilómetros de incómodas pistas sin asfaltar, soportando estoicamente ser espoleada el furioso viento nocturno, aguantando en silencio nuestras torpezas, nuestra suciedad y nuestros golpes. Vaya si es una campeona.
Con todo esto quiero decir que nuestros conocimientos sobre el transporte y el alojamiento en Islandia están absolutamente condicionados por las características de nuestro viaje.
Sin embargo, podemos aportar algunas impresiones y experiencias que pueden ser de interés.

En cuanto a los transportes:
La carretera 1, la Hringvegur en islandés o de circunvalación en castellano, es la carretera principal. Tiene forma de anillo (más o menos) y da la vuelta a toda la isla (también más o menos). Recorrer esta carretera permitirá hacerse una idea bastante aproximada de cómo es el país, pero os mantendrá lejos de lugares tan increíbles como los fiordos del oeste o las penínsulas del norte.
El inconveniente de las carreteras secundarias es que la mayoría están sin asfaltar, y es un tostón circular por ellas, más que nada porque se pierde mucho tiempo en pocos kilómetros.
Además están todas las pistas señaladas con una F, que son exclusivas para todoterrenos. Algunas incluyen en su recorrido vadear ríos, con lo cual sin un vehículo apropiado será imposible acceder a ellas.
Es un fastidio, ya que todo el interior, lo que se conoce como Tierras Altas que es la parte más salvaje de Islandia, será inaccesible para los viajeros con tracción de dos ruedas.

Nuestra recomendación es, si no se viaja con coche propio (poco probable) y si se tiene un poco de presupuesto, intentar alquilar un todo terreno. Así no habrá camino que se os resista! (aunque siempre con precaución, vadear un río en coche sin tener experiencia puede terminar en desastre).
Los que no tenéis presupuesto para un alquiler de esta envergadura, tenéis varias alternativas:
Una es alquilar un turismo, o una furgo, y a parte visitar lo que podáis de las Tierras Altas contratando excursiones o cogiendo un autobús todoterreno. A veces hay rutas de autobús que pasan o llegan a puntos del interior.
Otra es viajar en autobús. Pero hay que tener en cuenta que las rutas de autobuses son limitadas, por lo que quizás sea buena idea alquilar un coche para visitar algunos puntos que os interesen y adónde no llegue el transporte público. Conocimos a unos chicos que lo hicieron así. Normalmente viajaban en autobús, pero alquilaron un coche para viajar por los fiordos del oeste, por ejemplo.
Por último, los valientes pueden viajar haciendo dedo. Hemos visto a bastantes autoestopistas, por lo que debe ser relativamente fácil y no parece estar prohibido.

En cuanto a los alojamientos:
En Islandia podréis encontrar alojamientos de todo tipo; hoteles, albergues, apartamentos, granjas, campings...
Muchos islandeses viven del turismo, por lo menos durante los meses de más "calor" (mayo-septiembre), por lo que muchos ofrecen alojamiento en sus granjas, o alquilan habitaciones en sus casas, o habilitan zonas de acampada en sus terrenos. En junio, julio y agosto suelen estar relativamente llenos, así que recomendamos reservar. En las zonas de acampada no es necesario.
Otra cosa importante, en los meses de abril, mayo, septiembre y octubre, podéis encontrar muchas zonas de acampada cerradas, también las oficinas de turismo y muchas de las excursiones, aunque sí parece haber alojamiento en hoteles, hostales y granjas.
En muchos de los alojamientos es más barato quedarse si se lleva saco de dormir, así que es obligatorio traer uno (más aún si se planea hacer algún trekking).
La red de campings es fantástica, y bastante económica. Muchas tienen cocina y duchas gratis, lavadora y secadora (normalmente con monedas), e incluso hay zonas de acampada totalmente gratuitas! Estas pueden estar bien equipadas o tener sólo váteres y agua corriente.
Además, la acampada libre es totalmente legal, siempre que no sea en una propiedad privada, pero prácticamente todo el país está dividido en parcelitas! casi todo el campo es de alguien! aunque por lo visto, los puentes son construidos por el Gobierno, así que los terrenos que rodean los puentes son públicos.
Hay que tener en cuenta que el clima es muy cambiante y muy duro; os puede llover a mares, aparecer un viento huracanado de la nada y hacer mucho mucho frío.
Puede que lo mejor sea una combinación entre alojamientos con techo y zonas de acampada, o acampada libre.

Opciones de alojamientotransporte (podríamos llamarlas alojaporte... o transportamiento... en fin)
Como su propio nombre indica, son las opciones que recogen alojamiento y transporte en uno.
Sin ninguna duda la mejor opción es está porque es la que permite viajar con mayor libertad escapando además de las inclemencias del tiempo. Por supuesto, seguro que también es la opción más cara.
La que más conocemos, y que seguramente sea la más económica, es alquilar una furgoneta. Ofrece menos comodidades que las otras opciones, y menos libertad de movimiento, pero es muy buena elección para conocer el país a fondo.
Las caravanas ofrecen comodidad, pero a nuestro parecer un desplazamiento limitadísimo. Creemos que es un vehículo con poca estabilidad para circular por carreteras malas, y un coñazo para maniobrar.
La mejor opción, sólo apta para grandes presupuestos, es la combinación todoterreno/caravana. Estos vehículos no son tan aparatosos como las caravanas y son super estables.
Creemos que es la opción ideal porque combina la libertad para acceder a cualquier territorio con la maravilla de poder dormir en cualquier punto del país.

Como curiosidad; conocimos a unos españoles que alquilaron una avioneta para sobrevolar el gran glaciar de Vatnajökull. Nos dijeron que costó unos 150€ por persona, y nos dio mucha envidia!

lunes, 3 de octubre de 2011

Lo mejor, lo peor y lo que desconocemos. Una guía corta totalmente subjetiva. (parte I)

Nuestra aventura por Islandia está llegando a su fin. Aunque sabíamos que este momento llegaría, nos entristece decir adiós a un país en el que hemos disfrutado tanto y donde hemos aprendido tantas cosas. Nos marchamos, pero no nos vamos de vacío, es cierto que de las experiencias, de la felicidad y de la belleza algo rimane per sempre.
Hay una canción de Sabina muy conocida que dice "donde fuiste feliz, no debieras tratar de volver"... no tenemos la certeza de si volveremos, pero contraviniendo las palabras del genio, una especie de intuición nos hace pensar que probablemente sí.

Islandia tiene algo, tiene magia, tiene imán... no sabría cómo llamarlo. Todos los turistas con los que hemos hablado durante nuestra estancia nos han dado la misma opinión, este país es especial.
Por eso, como forma de despedida, nos gustaría compartir nuestra experiencia con todos los que leáis esto, con los que ya hayáis estado aquí, los que alguna vez hayáis pensado en venir, y los que nunca os lo habíais planteado. Puede resultar útil, o una buena manera para no olvidar la propia experiencia, la vuestra y la nuestra.
Por supuesto las opiniones y comentarios de los veteranos son bienvenidas, así la información será más completa.

PAISAJES
Lo mejor de todo, lo más espectacular de Islandia en nuestra opinión, son sin lugar a dudas sus paisajes. Hay para todos los gustos y prácticamente cualquier parte del país dejará boquiabierto a quien lo visite. Además, si sois aficionados a la fotografía, aquí encontraréis un verdadero paraíso donde dar rienda suelta a vuestra creatividad.
Podemos recomendaros lo que para nosotros son la crême de la crême, los imprescindibles.

El número 1 es Landmannalaugar. Ya lo hemos descrito anteriormente y hemos subido varias fotos, así que no me voy a poner pesada. Simplemente, hay que ir.
Y si además se puede hacer el trekking de 6 días hasta Skógar mucho mejor, se atraviesan paisajes muy diferentes a lo largo del camino, es como una Islandia concentrada en 75km.
En realidad, si se viene con tiempo lo ideal sería ver con tranquilidad toda la Reserva Natural de Fjallaback, esconde paisajes únicos.

La península de Hornstrandir le sigue en expectacularidad, y eso que no tienen absolutamente nada que ver. También recomendamos hacer algún trekking por la península, seguramente será duro e impredecible, pero valdrá la pena.

Consideramos que deberían ser visita obligada los escarpados fiordos del oeste, con sus lacónicos pueblecitos.
La Laguna Jökusárlón y sus icebergs danzarines. El lago Mývant y sus al rededores, que nos muestran en un espacio muy reducido las dos cara de Islandia; volcánica, peligrosa y maloliente al mismo tiempo que apacible, rural y mágica.
Deberíais permitir que el torrente de agua de Dettifoss os hipnotice, asustaros con la potencia del géiser Strokkur, dejar volar la imaginación paseando dentro de un campo de lava, escalar algún cráter, y acercaros a un glaciar lo suficiente como para que el viento gélido os corte la piel.
No dejeis de visitar Vestmanneyjar, a un salto en ferry desde Bakki, en el sur. Tampoco eviteis la violencia de las oscuras playas ventosas, en las que siempre recomiendan no bañarse (nosotros también).
Y cuando viajéis por carretera, no utilicéis los desplazamiento para leer la guía, os perdereis las extensiones de los terribles sandar, las laderas suaves llenas de cisnes,  los interminables campos de cultivo salpicados de fardos plásticos de hierba. Os sorprenderán las excentricidades con las que los islandeses adornan sus paisajes, desde malvados trölls convertidos en roca hasta extraños muñecos que observan a los viajeros al borde la carretera. También esas inverosímiles iglesias, esperando cerradas en los puntos más inaccesibles del país.

Laguna Jökusárlón 
Bakki, sur de Islandia.
Un observador anónimo.
Los caballos islandeses son de raza pura
Disfrutareis con la compañía de los caballos islandeses, puros, fuertes y salvajes, y ojo con las ovejas temerarias que pastan al borde los acantilados y cruzan la carretera sin mirar!
Si teneis oportunidad, entrad a cotillear algún refugio de montaña, os hará sentir como verdaderos aventureros.
Y si os animáis a venir una vez terminado el verano, observaréis cómo la naturaleza se transforma; las montañas se maquillan con los colores del otoño, el frío aprieta y las auroras boreales os harán burla desde el cielo...

Podría seguir durante horas. La mejor recomendación es venir con los ojos y el corazón bien abiertos. Cualquier parte del país os enamorará.

POBLACIONES
Las poblaciones en Islandia son escasas y pequeñas. Podéis conducir durante muchos kilómetros sin encontrar a nadie salvo a otros turistas. Las granjas parecerán abandonadas, los pueblos medio deshabitados... tened en cuenta que los islandeses son menos de 350.000 personas!
En cualquier caso, también tenemos unas cuantas poblaciones favoritas:

En el norte, Akureyri y Húsavík compiten duramente.
Húsavík es la capital islandesa para avistar ballenas. Es pequeña, acogedora y según nuestra opinión, tiene el mejor camping del país. Además de servir unas cigalas para chuparse los dedos, alberga el único museo de penes del planeta.
Akureyri es la Barcelona de Islandia; moderna, cultural, funcional, portuaria y atractiva.
También en el norte, nos gustaron los pueblos situados a lo largo de la costa de la península de Tröllaskagi. Tienen mucha vida, son los únicos que nos han recordado a los pueblos españoles, sólo les falta tener un bar...

En el noroeste Isafjördur es principal. Para nosotros fue el mejor refugio al volver de Hornstrandir. Tiene una ubicación preciosa, es pequeña pero completa.
Cualquier pueblecito de los fiordos del oeste merecería que lo nombráramos; envueltos ahora en una tupida niebla gris, son restos de un pasado glorioso como antiguas capitales del comercio pesquero, sus fábricas abandonadas les confieren aire de melancolía...
Si tuviéramos que elegir uno de ellos, probablemente fuera Djupavik; tiene una preciosa cascada, un enorme barco abandonado y una antigüa fábrica reconvertida en rudimentario centro cultural... es mínimo y perfecto.

En el sureste reina Reykjavik, no mucho mayor que los demás, pero rodeado de un potente extraradio que lo señala como núcleo económico e industrial. En él se centraliza la vida islandesa. Islandia no es sin Reykjavik.
Es necesario dedicarle tiempo. Pasearla durante el día, descansar, disfrutar y aburrirse, pero también vivir sus noches surrealistas.
Si durante el viaje os surge algún imprevisto, hay algo urgente que comprar o algún papel que solucionar, aquí será el único sitio donde puedan ayudaros.

De camino al sur pararíamos en Hvergardi. Bautizada por nosotros como el Alcorcón del norte, sorprende por su ambiente macarra, sus invernaderos extraterrestres y su área geotermal.
El responsable del camping de Hveragerdi es un curioso personaje, llamado Thor que conduce un gran todoterreno y viste un gorro de BoyScout, cola de zorro incluída.
Además, a pocos kilómetros del pueblo está el maravilloso Río Caliente.
Hveragerdi os decepcionará, o puede que os encante como a nosotros, quién sabe?

Las poblaciones del sur nos parecieron un poco insípidas.
Quizás destacaríamos Höfn, que presume de cocinar las mejores cigalas del país. Su zona de acampada es funcional pero escasita, y su dueño... igual de insípido que el pueblo.

Por último, ¿qué decir de los fiordos del este? Este extremo del país permanece casi desconocido para los turistas y sin embargo guarda muchas sorpresas!
Seydisfjördur nos dio la bienvenida cuando llegamos y nos despedirá cuando abandonemos Islandia.
Egilsstadir nos sacó de varias emergencias; alimentaria gracias a su Bónus, higiénica gracias a su camping y digestiva... gracias a su completa oficina de información turística.
Y el gran descubrimiento del fin del viaje, Borgarfjördur Eystri... impresionante fiordo con muchas rutas para caminar.
El noreste es muy solitario, quizá la península de Langanes destaca sobre lo demás. Allí fue donde vimos las primeras playas llenas de maderos siberianos.
Casa devorada por la tierra en Langanes.
PISCINAS
Sonamos repetitivos, ya lo sé, pero es que una de las maravillas indiscutibles de Islandia son sus piscinas de agua termal. Son baratas, muy relajantes y totalmente adictivas.
Se merecen un pequeño homenaje final, por eso esta vez compartiremos nuestro ranking, el top 11 de las piscinas:
Con el número 11, aunque pueda resultar extraño, está la famosa Laguna Azul. Curiosa, diferente, pero turística y la más cara del país. Aún así merece estar entre las 11 mejores.
Con el 10 su homóloga del norte, la Laguna Azul de Mývatn. Mucho más barata y menos turística. Además cierra más tarde y el entorno es más auténtico. Lo único que le falta es la arcilla de sílice que ofrece la Laguna principal.
En el número 9 están las pocitas secretas cercanas a Tálknafjördur, en los fiordos del oeste. A 4km del pueblo, señalizadas casi por despiste, se encuentran estas tres pozas minúsculas que se abastecen de un manantial geotermal cercano. Ofrecen la posibilidad de un baño muy íntimo, o todo lo contrario... los obreros de la región pueden aparecer a toda prisa tras acabar su jornada laboral.
La piscina municipal de Sudureyri, en los fiordos del oeste, ostenta el número 8. No porque sea mejor que las anteriores, sino porque esta fue la primera piscina municipal en la que entramos. Nos encantaron la locura de los vestuarios, las reuniones familiares y los ligoteos de los jóvenes. Es como una plaza del pueblo bajo el agua.
El número 7 se lo concedemos a las piscinas municipales con toboganes de acuópolis, como la de la ciudad de Höfn (sureste) o la de Olafsfjördur (norte). Lo peor es tener que subir hasta lo alto del tobogán estando empapados y con 5ºC de temperatura ambiente, pero la recompensa vale la pena!
En número 6 lo ocupa la piscina de Hamrar, cerca de uno de los muchos Reykholt que hay en el país (este es el del oeste). Tiene una gran poza caliente donde conocimos a nuestro amigo Lock el de Perdidos, bueno el Lock de Perdidos islandés, un tío muy majete que más tarde nos volvimos a encontrar mientras recorríamos la península de Snaafellsnes y él nos persiguió con su furgoneta durante un día entero... en fin, una historia rara que ya os contaremos...

En la mitad de la lista está una de las últimas piscinas en las que estuvimos antes de dejar el país. La sorpresa de Hofsós, un pueblecito de la península de Tröllaskagi. Inevitablemente tuvimos que introducirla en nuestro ranking al descubrir su situación privilegiada: En el lateral de un fiordo, en un alto, el borde de la piscina parece fundirse con las aguas del mar. Increíble.
El número 4 es para la primera piscina en la que estuvimos. Fue un estreno un poco lamentable, entramos pagando 10 minutos antes de que cerrara, sin saber que después de la hora del cierre continuaba abierta y además era gratis...
Tiene una ubicación muy agradable, aislada de todo y cerca de un río. Está en Hroáldsstadir, en el noreste, y se llega por la carretera 85
La mejor piscina pasa desapercibida si no se está atento, está cerca de Bíldudalur, en Fossfjördur, en los fiordos del oeste. A pocos metros de la gran poza hay un manantial natural con agua muy muy caliente.
El número 2 es para el Río Caliente del valle de Reykjadalur, por méritos propios. No hay nada comparable a bañarse en un río a 40ºC...
Y la mejor de todas, la número 1 es la piscina de Krossnes. En el fin del mundo, rodeada de una playa de guijarros negros, Krossnes fue un regalo. Allí disfrutamos de un baño en completa soledad, de madrugada acompañados del sol de medianoche. Perfecta.
La perfecta piscina de Krossnes.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Hacia rutas salvajes

"[...] Son demasiadas las personas que se sienten infelices y que no toman la iniciativa de cambiar su situación porque se las ha condicionado para que acepten una vida basada en la estabilidad, las convenciones y el conformismo. Tal vez parezca que todo eso nos proporcione serenidad, pero en realidad no hay nada más perjudicial para el espíritu aventurero del hombre que la idea de un futuro estable. El núcleo esencial del alma humana es la pasión por la aventura. La dicha de vivir proviene de nuestros encuentros con experiencias nuevas y de ahí que no haya mejor dicha que vivir con unos horizontes que cambian sin cesar, con un sol que es nuevo y diferente cada día. [...] No eches raíces, no te establezcas. Cambia a menudo de lugar, lleva una vida nómada. Renueva cada día tus expectativas [...]"
Alexander Supertramp

Desde hace algunos días hay una historia externa a nuestro viaje que nos tiene completamente absorbidos.
Antes de salir de Madrid compramos algunos libros para leer durante el viaje, entre ellos estaba "Hacia rutas salvajes" de Jon Krakauer.
El relato es una especie de reconstrucción de la historia de Cristopher J. McCandless, alias Alexander Supertramp, un chaval norteamericano que a prinicipios de los años 90 decidió alejarse de todo lo que conocía, de su familia, su entorno y su posible futuro, para vivir una vida nómada.
Durante dos años viaja dando tumbos por el oeste de Norteamérica, acumulando experiencias de todo tipo, reflexionando sobre sí mismo, sobre la sociedad, sobre la naturaleza y la esencia del ser humano.
Finalmente decide internarse en los bosques de Alaska sin apenas equipo y tratar de sobrevivir en medio de la naturaleza salvaje, cazando, recolectando y disfrutando de la libertad de sentirse dueño de su propia vida. Unos cuatro meses más tarde su cuerpo fue encontrado por unos cazadores. Parece que murió de inanición.

En EE.UU. la historia desató una gran polémica. Unos pensaban que McCandless era un joven idealista que había dado una lección al mundo. Otros decían que era idiota y orgulloso por infravalorar el clima extremo de Alaska y no prepararse adecuadamente antes de internarse en la naturaleza en estado puro.
Después de devorar el libro, debatir durante horas, analizar todos los detalles, y sufrir el coñazo de peli que hizo Sean Penn sobre la historia, nosotros creemos que fue una combinación de ambas cosas.
La historia está llena de matices; la relación con sus padres, sus gustos literarios (Thoreau, Jack London...), su estricta moral, su auto-exigencia, su juventud... entre muchos otros.
Podría pasar por un drama más, sin embargo a nosotros nos ha conmovido, y creo que es porque nos damos cuenta de que el chaval se sirve de ese vagar por el mundo para realizar otro tipo de viaje mucho más íntimo. Un viaje a su interior, un proceso de maduración personal a las bravas. Duro, estimulante y revelador.

Es curioso darse cuenta de cómo la rutina inestable, la falta de seguridad sobre el futuro o la sensación de riesgo o aventura, estimulan la capacidad del hombre para filosofar, para plantearse ciertos aspectos de la existencia o para conocerse a uno mismo.
La sensación de libertad no es comparable a ninguna otra cosa, y todo el mundo debería experimentarla por lo menos una vez en la vida.
A riesgo de que penséis que se nos ha ido la pinza en estos meses, lo cierto es que no sabemos si la lectura de este libro no hubiera afectado igual desde el sofá de casa.

Simplemente queríamos compartir estas reflexiones, y recomendar el libro a todos los que estéis a punto de emprender una "aventura salvaje", sea del tipo que sea.
El relato tiene la estructura de una novela de intriga, es interesante, entretenido, y está bien escrito. Os sentiréis como detectives, y querréis saber mucho más de Alexander Supertramp y de muchas otras personas que arriesgan su vida (en este caso, literalmente), por vivir una vida fuera de los cánones de la sociedad.
Disfrutadlo!

domingo, 25 de septiembre de 2011

Días de Baños y Auroras

Llegamos a Akureyri a finales de septiembre con la idea de que este sería uno de nuestros últimos destinos en Islandia, pero finalmente no ha sido así.
Hay algo que nos retiene incomprensiblemente en este país. No sé si os lo imaginaréis... pero son las Auroras Boreales.
Seguro que quien las haya visto alguna vez sabe de lo que hablamos. Esas luces mágicas que pueblan el cielo en las noches frías han convertido nuestro viaje en algo mucho más emocionante de lo que era en un principio. Nos mantienen en vilo, nos alteran, nos ilusionan y decepcionan. Las necesitamos, las deseamos y las disfrutamos.
Son la droga del norte (ya me avisó mi amiga Minia de que eran adictivas...).

Después de Akureyri hemos tomado la carretera 82, que bordea la costa de la península de Tröllaskagi. Es lo más al norte que podemos llegar teniendo en cuenta que pensamos coger el ferry de vuelta al continente la primera semana de octubre.
Queremos rodear la península para localizar y dormir en los que creemos que son los mejores puntos para ver las auroras.
Esta se ha convertido en nuestra actividad principal, todo lo que hacemos durante el día está condicionado por dónde vamos a pasar la noche y cuándo empieza la caza. Porque se trata de eso, somos cazadores. Nuestra presa no es comestible, pero alimenta el espíritu.

Siempre desde nuestra absoluta ignorancia sobre el fenómeno, hemos desarrollado múltiples teorías sobre el comportamiento de las auroras, y tratamos de anticiparnos y de estar preparados para cuando ocurra.

Por lo que hemos podido comprobar, según nuestra experiencia limitadísima en el tiempo,  las auroras pueden aparecer a partir de finales del mes de agosto y durante todo el invierno, que aquí es largo. Las hemos observado desde las 20h hasta el amanecer. Aunque si después de las 2 de la mañana no han hecho su aparición, es muy probable que ya no salgan.
Las que comienzan antes de las 23:30 aprox.  suelen durar poco tiempo, su luz es menos intensa aunque puede tomar tonos verde brillante, y desde luego son más estáticas que las que salen más tarde.

Podríamos clasificarlas en varios tipos, de hecho hemos inventado una nomenclatura muy científica  para identificarlas y darnos el aviso entre nosotros:

- Rayo láser: Esta aurora aparece por detrás del horizonte. Al principio parece la iluminación de una ciudad lejana, pero no lo es porque no hay ciudades lejanas en Islandia que tengan tanta luz. Luego va definiéndose hasta convertirse en un haz de luz que parece la iluminación de una discoteca lejana... evidentemente, tampoco en Islandia las hay. Su luz es verde y son auroras estáticas.

- Arco: Los arcos son de las auroras más habituales, y suelen ser de las primeras en salir. Pueden ser más o menos definidas y su luz dependerá de esa definición. Cuanto más difuminadas, más blancas, cuanto más definidas, más verdes. Los arcos pueden ocupar todo el cielo, o sólo una fracción, como un arco iris en negativo. No diríamos que son dinámicas porque su movimiento es tan lento que parece que están fijas. Aunque a veces un arco puede convertirse en gusano, y entonces sí sería dinámica.

Arco en Mordor
- Gusano: como ya hemos dicho antes, pueden ser arcos en movimiento. Son estrechos haces de luz horizontales que en un momento dado describen un movimiento de gusano, o más bien de oruga (ahora que lo pienso... por qué no la habremos llamado "la oruga"?). El movimiento es rápido. Estas son de nuestras favoritas.

- Fuego: De las mejores auroras, y de las más difíciles de avistar. No sabemos aún de qué depende que salgan pero hemos pensado que puede ser por el viento, o por el frío. Claramente son de las tardonas, salen después de las 23:30, pero compensa la espera. Podríamos describirlas como pequeñas microllamas que se mueven continuamente dibujando cortinas de luz. Normalmente son cortas a lo largo, y pueden ser cortas a lo alto, entonces su luz no pasa del verde. Si se estiran hacia arriba la base de la luz sigue siendo verde pero a medida que sube va cambiando de color, desde el morado hasta el rojo. Son IM-PRE-SIO-NAN-TES.

- Espiral: Las espirales también son auroras que se hacen de rogar, poco frecuentes pero de una belleza increíble. Son claramente dinámicas, una misma espiral puede tomar diferentes formas en pocos minutos, y normalmente son de color verde. A veces tenemos la suerte de ver espirales de fuego. Eso ya es el no va más porque la espiral se mueve en todas direcciones.

Espiral de fuego en movimiento
- Las maléficas: Estas auroras son preciosas pero dan miedo... son dinámicas, verdes y amorfas, y recuerdan siempre a algo maligno. Pueden ser dedos amenazadores, animales diabólicos, caras de niños, caras de fantasmas, caras de indios, la cara de Groucho Marx...
No penseis que somos unos cagones. Si os dais cuenta, cualquier cosa que se parezca a algo y que esté dibujada con una luz verde en el fondo negro del cielo, por fuerza tiene que dar miedo.
Maléfica feto
Maléfica amenazadora

Maléfica cara de niño
Maléfica cara de Groucho Marx




Encontrar una buena localización es fundamental.
Como es lógico, para verlas con más definición es importante estar alejado de zonas muy iluminadas, como pueblos, pequeñas ciudades o faros. Aunque si no es posible porque no se tenga coche propio, simplemente intentar alejarse de grandes focos de luz ya permitirá verlas mejor. También hay que tener en cuenta el ciclo lunar, a veces la luz de la luna llena despista e ilumina tanto el cielo que no permite verlas con mucha claridad. En estos casos hay que esperar a que la luna se mueva o a que sea cubierta por alguna nube, cosa que ocurrirá con bastante probabilidad.
Por supuesto, hay que buscar espacios abiertos, nada de altos picos ni montañas. Si lo que se quiere es ver una gran aurora al completo hay que buscar un cielo lo más amplio posible.

El gran problema para la observación de auroras es otra vez el tiempo. El gran lastre de Islandia y también lo que la convierte en el lugar excepcional que es. El clima es impredecible y jodido, y para la caza de auroras es fundamental conocerlo.
Puede que durante todo el día haya hecho un sol espléndido, un cielo despejado, y mucho frío. Puede que la localización sea perfecta. Puede que incluso hayan empezado a aparecer los primeros arcos. A las nubes se la suda. Surgen por las esquinas del cielo y viñetean la visión hasta cubrirla de oscuridad. Entonces, se acabó lo que se daba.
Otras veces las nubes están pero no cubren la totalidad del cielo, entonces pueden despistar con luces y sombras que parecen auroras, pero no está muy claro... pues la mayoría de las veces sí lo son. Las nubes difuminan la luz de la aurora y juegan con ellas, y contigo. Es muy frustrante saber que hay auroras detrás de las nubes y no poder verlas.
Por último hay ocasiones en las que las nubes han cubierto el cielo completamente y hasta se ha puesto a llover. Cuando esto ocurre pronto, es decir, antes de las 23h, aún hay esperanzas de que el cielo se despeje y aparezcan. Nos ha ocurrido en más de una ocasión.

El kit del cazador de auroras debe incluir grandes dosis de paciencia y abundante ropa de abrigo. Para que las señoritas salgan tiene que hacer mucho mucho frío. Cuanto más frío mejor. Hay que estar preparado para temperaturas bajo cero y horas de espera.
Y lo más importante, nunca desesperar, a veces tardan mucho en declararse y pueden confundirnos.
Como dice nuestro mejor experto, a veces "parece una mierda, pero no lo es".

Después de compartir todos nuestros conocimientos (o desconocimientos) sobre las maravillosas luces del norte solo nos queda recomendar a todo aquel que decida venir a Islandia a partir del mes de Septiembre que dedique algo de tiempo a buscar Auroras Boreales.
No hay nada comparable a esperar su aparición, o a disfrutar de su visión, bien abrigaditos y sorbiendo Brenninvin, un vodka islandés que sabe a palulú.

Mientras os decidís a venir, nosotros seguiremos disfrutando de lo que nos queda de estancia en la isla.
Durante el día, seguiremos descubriendo nuevas piscinas calientes donde recuperarnos del frío de las noches en vela. Relajándonos en pozas a 40 graditos, nadando para que nuestros músculos entumecidos por la dura espera recuperen su vitalidad.
Preparándonos para lo fundamental, lo que ahora dirige nuestra vida; conseguir una nueva dosis de luces del norte.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Carretera y manta

Kilómetros y kilómetros de asfalto y grava. En ocasiones iluminados por el sol, acompañados por la luna, empapados por la lluvia, difuminados por la niebla, o empujados por el viento...
A través de los cristales los paisajes de Islandia desfilan como en un cinematógrafo, a toda velocidad.
Casi siempre somos nosotros los espectadores, aunque a veces somos los observados.
Una carretera y un horizonte, esa es la esencia de nuestro viaje.