viernes, 14 de octubre de 2011

Travesía

Hoy por primera vez escribo en vivo y en directo. Y escribo desde un lugar peculiar. Estamos en algún punto indeterminado del mar del norte, en el ferry Nörrona de Smyril Line, y nos quedan aproximadamente 16 horas para llegar a Hirstals, nuestro destino en Dinamarca.

Como veis, finalmente pudimos coger el ferry! desde nuestro síndrome de Islandia diremos que nos parece que este país quiere tanto a sus turistas que no los deja irse.
Y no hizo falta comprar ningún rifle, sobrevivimos a la nieve, las ventiscas y el frío armados únicamente con varias capas de ropa superpuesta y la calefacción de la furgo.
La semanita de marras no estuvo tan mal al fin y al cabo. Volvimos a algunos puntos del sur del país que queríamos conocer mejor, paseamos y dormimos... lo único que echamos en falta fue ver un gran espectáculo de auroras. El cielo estuvo cubierto muchas noches, y cuando despejaba, las señoritas no aparecían. Aparecieron una única vez pero con muy poca intensidad. Fue bastante decepcionante que no salieran a despedirnos después de todo el tiempo que les habíamos dedicado... pero qué le vamos a hacer, así de misteriosa es la naturaleza!

Fue una semana tranquila hasta la mañana del día 11 de octubre, un día antes de salir el ferry, cuando una extraña llamada nos despertó.
Cuando descolgué, una voz conocida me saludó en inglés (bueno, no me saludó a mí exactamente): "Hello? Sisar Órtis?" Era uno de los extraños individuos de la oficina de la Syril line, que cumplían con su promesa. Otra vez el mal tiempo había hecho adelantar la salida del ferry, debíamos volver de inmediato a Seydisfjördur, el embarque era de 18 a 19h. y de 22 a 23h. ¿¿??, pero el ferry no saldría hasta las 6h de la mañana siguiente (ya lo sé, todo era muy raro).
Después de darle las gracias y decirle que volveríamos en seguida, justo antes de colgar, el individuo nos preguntó una última cosa: "Have you lost a cat?"... Ahí ya sí que flipé: "A cat?... no, no... we don't have any cat... here...
Entonces el individuo empezó a reirse: "jajaja sorry, not a cat a hat!" 
¿Qué pasa? los islandeses pronuncian muy parecido la c y la h...
Efectivamente, habíamos perdido un hat y no un cat, pero no sabíamos ni dónde ni cuándo. De hecho nos parecía imposible haberlo perdido, ya que César no se lo quita ni para dormir.
Cuando llegamos a la oficina a recogerlo, los individuos ya nos saludaron con familiaridad. Nos dijeron que se lo habían encontrado en el suelo, delante de la oficina, y que pensaron que era nuestro. Realmente nuestra primera visita debió causarles una gran impresión.

Después de vegetar varias horas por el pueblo, que seguía siendo igual de bohemio que la semana anterior, y de comernos una hamburguesa en nuestra gasolinera favorita (no me creeréis si os digo que pedimos pizza pero resulta que no la cocinan), embarcamos en el magnífico ferry Norröna.
Los dos individuos de la oficina de información estaban allí, vestidos de amarillo fosforescente, haciendo señas a los conductores para ayudarles a dirigir el coche al interior del barco. Nosotros nos despedimos de ellos con cariño, pero antes de desaparecer en las tripas del Nörrona me pareció ver por el retrovisor del coche como los dos individuos se abrazaban saltando, lloraban de alegría y hasta bailaban unas sevillanas.

Y aquí seguimos, en el barquito. La verdad es que no estamos nada mal, ha sido una suerte conseguir acceso a internet, así las horas no pasan tan despacio. Además, teniendo el portátil podemos ver DeadWood, la serie a la que ahora estamos enganchados. También leemos, planeamos qué hacer cuando lleguemos a Dinamarca, bebemos cervezas...
Aunque para ser sinceros, ninguna actividad nos distrae lo suficiente como para salir indemnes de la locura del barco; niñas gritonas, adolescentes borrachos cantando la canción de Pipi Lagstrump (será porque era sueca?), un señor que nos pregunta si vivimos aquí... la locura nos acecha por todas partes, ahora me arrepiento de no haber comprado el rifle del calibre 22.

Escandinavia es un territorio conocido pero soprendente, si sobrevivimos a la travesía, en unos días os contaremos qué seguimos haciendo por el norte.

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