miércoles, 31 de agosto de 2011

Río Caliente (y no es una peli del oeste)

Abandonamos la península de Snaefells y cogemos la carretera de circunvalación en dirección a la costa suroeste y el Círculo Dorado.
Pasamos de largo Reikjavik y paramos en Hveragerdi a hacer noche, un pueblecito que llamó nuestra atención por varias razones.
La primera es que si hubiera un Alcorcón en Islandia, éste sería su homólogo. Y la segunda es que aparte de chonis por la calle y grandes invernaderos que por su iluminación parecen ser utilizados por la NASA para hacer extraños experimentos cada noche, el pueblo tienen una enorme y apestosa área geotermal en pleno centro.
Es muy curioso, parece que a principios del siglo XX la gente del pueblo utilizaba las pozas calientes para bañarse, lavar la ropa y cocinar. A día de hoy lo único que permiten hacer es cocer huevos duros en una especie de caña de pescar, y nosotros cocimos 6!
Al día siguiente nos levantamos temprano (ejem), como siempre (ejem ejem) y nos fuimos a conocer el valle termal de Reykjadalur, a unos 5 km del pueblo. Resulta que todo el territorio que circunda Hveragerdi tiene una gran actividad geotérmica.
Una vez allí, recorrimos un sendero de unos 3km que sube por la ladera de la montaña, entre fumarolas malolientes y tierra que cambia de color, muy guapo.
A medida que subíamos, nos íbamos dando cuenta de que el agua que discurría ladera abajo parecía templada, incluso veíamos que salía vapor de algunos arroyos... y de repente, sorpresón! nos dimos de bruces con un río caliente!!
Buscamos una orilla apartadita, nos quitamos la ropa y... un baño en un río a 37ºC... qué lujazo.
Cuando ya no esperábamos encontrar piscinas como las del norte, nos damos el mejor baño de Islandia!

domingo, 28 de agosto de 2011

Snaefellness

Tras volver de Landmannalaugar y hacer una pequeña escala en Reikjavik para reponer fuerzas (y gorronear descaradamente cocina, secadora y wifi al Youth Hostel vecino al camping), retomamos la carretera y volvimos a subir la costa oeste de Islandia hasta la península de Snaefellness.
Teníamos pendiente dedicarle algunos días y nos apetecía verla con tranquilidad, y la verdad es que merece mucho la pena.
La única pega es que Snaefellness sí es de este planeta, y claro, después de volver del planeta Landmannalaugar hasta el paisaje más bonito sabe a poco.
((RECOMENDACIÓN PARA FUTUROS VIAJEROS CON DESTINO ISLANDIA: LANDMANNALAUGAR HAY QUE DEJARLO SIEMPRE PARA EL FINAL))
En cualquier caso, a Snaefellness hay que ir.
Imaginaros interminables campos de lava cubiertos de musgo, salpicados de cráteres negros, verdes y rojos surgiendo por todas partes.
A lo largo de la costa la lava toma formas caprichosas, las columnas de basalto se retuercen en cortinillas tableadas jugando con las olas. Catedrales de lava congelada, y basálticos animales de Gaudí rodean pueblos pesqueros, iglesias negras y una playa de canicas.
Todo ello presidido por una montaña imponente con un enorme cráter glaciar en su cumbre (donde comienza el Viaje al centro de la Tierra de Verne)
Pudimos dormir dentro de un campo de lava, y ver todas las estrellas (ya se hace casi de noche!) También perdernos el final de un partido de fútbol local en Olafvik y enviar postales.

La última noche conocimos a una pareja de españoles que llevaban casi un mes en Islandia. Nos contaron que 2 noches atrás, hacía mucho frío y el cielo estaba totalmente despejado, vieron en Pingeyri la Aurora Boreal... así que ese es nuestro próximo objetivo.

lunes, 22 de agosto de 2011

Curiosidades Islandesas

* Debido a la actividad geológica del país (que parece estar todavía en formación), además de erupciones volcánicas ocasionales y géisers inmensos, los islandeses tienen la suerte de contar con manantiales termales, eso es montones de agua hirviendo que brota de la tierra. Esto les ofrece una fuente de energía ecológica, agua caliente casi gratis y lo mejor, las maravillosas piscinas geotermales al aire libre! Están dispersas al rededor de todo el país y por un módico precio ( a veces ninguno...) te transportan directamente a un paraíso de entre 20º y 40º... IMPAGABLE.

* Ya os hemos contado lo que nos gusta entrar a comprar en el Bónus. De lo que no os habíamos hablado es de la sorpresita que escondían algunos de ellos.
Resulta que para comprar ciertos alimentos como la fruta y la verdura, los yogures, las salchichas, o el paté ¿¿?? te obligan a entrar en unos ultrafrigoríficos gigantes. Los frigoríficos en cuestión están como a -10º por lo menos, así que antes de entrar en el super tenemos que abrigarnos bien con chupa, gorro y bufanda. Luego echamos un piedra papel o tijera para decidir quién entra primero en la cámara de tortura, y hacemos turnos para no perder ninguna extremidad por congelación mientras elegimos qué tipo de salchichas queremos comprar.
A todo esto, los islandeses se pasean por las neveras en tirantes, como si estuvieran en una playa del Caribe, y nos miran con una mezcla de compasión y cachondeo.
En fin... todo placer implica un sacrificio, y la vida nos da lecciones hasta en el Bónus.

* Por lo general los islandeses son un pueblo pacífico, bastante agradable e incluso un poco tímido. Nada nos hacía sospechar lo que ocurre cuando llega la noche del fin de semana...
Las cafeterías que durante el día parecen sacadas de un capítulo de "Las chicas Gilmore", sobre las 10 de la noche sufren una transformación; se convierten en locales oscuros... sube la música, y empieza el espectáculo: jóvenes islandeses borrachos y locos entran a trompicones vestidos con ropa de sus madres, de sus abuelas, y de Elvis, una mezcla muy hortera pero a la vez hipnótica... Gritan, empujan, beben como animales. Se caen, tiran cosas, bailan a lo Ian Curtis y lo peor... te hablan. Durante toda la semana te ignoran, sin maldad, simplemente les das igual. Pero el sábado por la noche se empeñan en hacerse colegas tuyos. Evidentemente, no hay entendimiento posible, y no por el idioma ya que todos hablan buen inglés hasta borrachos. Sino porque, digamos, no estamos al mismo "nivel comunicativo".
Terminaron con nosotros sobre las 3 y media de la mañana. Nos agotaron. Y eso que España es el país fiestero por definición.
Cría fama y échate a dormir, nunca mejor dicho.

* No sabemos si es causa o consecuencia de la relación patológica de los islandeses con el alcohol, pero es muy complicado conseguir comprarlo.
Para empezar, ningún supermercado vende bebidas alcohólicas, solo unas sidrinas y cervezas sin apenas gradación.
El alcohol se vende directamente en los bares a precio de oro (1 pinta 900 ptas., casi 6 euretes) o en las tiendas específicas de venta de bebidas alcohólicas, los Vin Búd. Hay sólo unos 50 Vin Búd en todo el país, y por supuesto no en todas las poblaciones. Tienen un horario arbitrario imposible de adivinar, y supuestamente son más económicos pero tienen unos precios de coña. Con deciros que un brick de SANGRÍA DON SIMÓN cuesta aproximadamente 3000 ptas. (15 €) !!!

Algo parecido pasa con el tabaco. Vemos a gente fumar constantemente pero todavía no hemos visto a nadie comprar tabaco. Tampoco hemos visto estancos ni establecimientos parecidos donde sea lógico que lo vendan. 
Tengo tanta curiosidad que cada vez que hay una oportunidad aprovecho para preguntar, pero aún no he conseguido información válida.
Una noche unos chavales me dijeron que en Reikjavik lo venden en unas tiendas llamadas Björk, como la cantante, y que había muchas en la calle principal. Al final no pude comprobarlo pero sospecho que me estaban vacilando...
También pregunté a un chico en una tienda de Skogar, y literalmente me dijo que "no podría encontrar tabaco en este área"... Además dijo que son las cajeras de los supermercados las que te lo venden si se lo pides... raro, raro, raro.

*Por suerte para todos no es necesario aprender islandés para visitar este bonito país. Todos los islandeses hablan perfecto inglés. Da igual si se trata de un estudiante de Reikjavik o de un tractorista de Hólmavík. Todos tienen pronunciación de Cambridge. Y los carteles informativos están bien escritos en los dos idiomas, lo que lamentablemente me hace recordar el menú de un bar de carabanchel donde anunciaban patatas fritas como "fries patetous"... Lo que nos queda por aprender...

*Un pequeño apunte gastronómico: La carne de ballena. Sin entrar en la polémica sobre la caza de ballenas, hay que probarla por lo menos una vez, un bocado.
Es muy curioso, la cocinan a la parrilla y tiene apariencia de carne de ternera, gorda, crudita y roja. Pero le das un mordisco, y sabe a pescado! se parece al atún, o al pez espada. Sabroso, raro.
Por lo visto aquí también se come carne de tiburón podrida que huele a amoníaco... de esa creo que paso.

*Al contrario que los españoles, los islandeses son super confiados con el dinero. En muchos sitios como piscinas o museos, en vez de haber un cajero que cobre la entrada hay una hucha con un cartelito donde viene el precio del servicio. Y por supuesto cuentan con que vas a echar el dinero ahí.
Las zonas de acampada son abiertas y a veces pasa alguien a cobrar coche por coche... o a veces no.
Tratamos de hacerlo bien casi siempre, pero la picaresca española está en nuestros genes y... es taaan fácil...

Otra curiosidad relacionada con el dinero es que, al cambio, la corona islandesa equivale a nuestra querida peseta. 1€ son 166 coronas. De hecho nosotros volvemos a hablar en pesetas, como en los 90.

*Lo último que quería compartir hoy realmente no es una curiosidad, lo escribo más que nada por chulear un poco, jejeje.
Cuando hicimos la ruta en Hornstrandir, el guarda del refugio de Hornvik, que es el único guarda que hay en toda la península, nos dijo que éramos los primeros españoles que veía en el año!
¿Qué os parece esa?

domingo, 21 de agosto de 2011

Landmannalaugar - Skogar. Viaje al centro de la tierra.

No sé si seré capaz de describir los paisajes que hemos visto en el camino de Landmannalaugar a Skogar... porque no son de este planeta. Y no estoy exagerando. Cualquier descripción que haga va a quedarse corta así que tendréis que ponerle mucha imaginación.
Llegamos en autobús 4x4 al valle de Landmannalaugar. La verdad es que como la noche anterior estuvimos viendo el partido Madrid - BarÇa en Reikjavik, y el autobús salía muy temprano, fui durmiendo casi todo el camino, aunque siempre con un ojo abierto para asegurarme de no perderme nada espectacular, y menos mal...
La llegada al valle es impresionante, de repente el autobús deja atrás un paisaje lunar y se adentra... en otro planeta!
La tierra parece cobrar vida, las montañas se retuercen en formas casi animales. Helados cremosos de leche merengada. Perfiles muy definidos por un musgo verde brillante que parece terciopelo. Tierra verde, azul, amarilla, y roja, y marrón y negra, y de colores que nunca había visto antes.
La sensación es de caminar dentro de una ilustración de un cómic, a color, a todo color. A veces parece un dibujo de Tim Burton, otras una foto pasada de photoshop, nunca algo real.
Bosques de trolls petrificados, lagos rojiazules, volcanes a punto de explotar, y la tierra azufrosa verde, azul y amarilla que expulsa fumarolas malolientes por sus poros.
Montañas fosforescentes, desiertos marcianos, lunares, de Júpiter!
Y aún con todo, lo dicho, me quedo corta.
La etapa del último día es memorable. Son unos 25km entre Thórsmörk y Skogar. La primera parte es un ascenso un poco duro hasta unos 1000 metros, pasando por cañones, acantilados y valles verde fosforescente. Después la ruta sigue entre dos glaciares, el Mýrdasjökull y el famoso ( e impronunciable) Eyjafjallajökull, aquel volcán que hace un año puso en jaque a todo el tráfico aéreo europeo. Los campos de lava humeantes aún continúan calientes y en el cráter del volcán hay magma en ebullición.
Absolutamente espectacular. Es como viajar al origen del mundo.

Esta ruta hay que hacerla por lo menos una vez en la vida. En general no es una ruta complicada, está señalizada todo el camino y el terreno es bastante cómodo. Cada etapa dura 12/15 km aproximadamente, separadas por refugios con zona de acampada. Hay baños, duchas (con monedas), y literas, cocina y calefacción en los refugios. Lo malo es que suele haber que reservar con tiempo, ya que la ruta es turística y está bastante transitada, sobre todo en verano.
Nosotros acampamos todos los días menos uno porque nos pilló un chaparrón de agua y hielo y por suerte encontramos plaza en el refugio, y pudimos secar la ropa y dormir al calorcete.
El único inconveniente precisamente es el tiempo. Nosotros nos ASEGURAMOS antes de salir de que iba a hacer bueno y nos llovió todos los días por lo menos un rato. Había niebla habitual, viento y frío.
Lo peor es no poder disfrutar de los paisajes cuando baja la niebla, saber que lo que te rodea es increíble y no poder verlo...

Si en Islandia el tiempo es impredecible en las Tierras Altas más. Pero vale mucho la pena, este sitio no se olvida en la vida, ni se puede imaginar porque no se parece a nada real.



Añadimos unas fotos del recorrido para intentar que os hagáis una idea de lo que estamos hablando. Importante: no creáis que hemos abusado del photoshop, es que el sitio ES ASÍ.
Si queréis alguna foto más, solo tenéis que pedirla...




sábado, 6 de agosto de 2011

Desafío extremo (o casi)

La península de Hornstrandir es la punta noroeste de Islandia. Actualmente la península está deshabitada, sólo se conservan algunas casas de verano de los descendientes de los antiguos habitantes de la zona. Los únicos servicios son pequeños refugios de emergencia y unos mini váteres que en realidad son agujeros. Es un territorio solitario, duro y salvaje, y fue allí donde vivimos nuestro particular desafío extremo.
Esperábamos poder hacerlo con buen tiempo, pero el sol no llegaba y nos impacientábamos, así que nos arriesgamos a irnos con un clima que consideramos "no del todo malo". Acortamos la ruta y la modificamos un poco, y el día 1 de agosto partimos rumbo Hornvik.
La única forma de llegar a Hornvik es con un pequeño barco. Fue un viaje movidito... olas de varios metros, la mitad de los pasajeros vomitando... de chiste.
Para haceros una idea de lo surrealista del asunto, nada más llegar y montar la tienda nos fuimos a dar un paseo corto, teóricamente fácil y sin apenas complicaciones, y terminamos a cuatro patas al borde de un acantilado envueltos en niebla y con rachas de viento huracanado, para después tener que atravesar un río (que ya habíamos cruzado a la ida sin ningún problema) medio en pelotas, con las mochilas sobre la cabeza porque había crecido hasta el triple de su tamaño... el maldito río era su desembocadura en el mar!
Y así todo el rato...
El segundo día llovió a mares, y me refiero 24 horas, y a mares (no sé qué entienden estos islandeses por lluvia fina). Además había mucha niebla y un viento tan fuerte que penas podíamos caminar. Estábamos empapados, todo; calcetines, botas, pantalones y cubrepantalones. Después de algunos intentos, no fuimos capaces de cruzar el último río antes del refugio. Estábamos cansados, teníamos hambre y frío... así que decidimos montar la tienda deprisa bajo el chaparrón y abrigarnos con algo de ropa seca para entrar en calor.
Sólo podíamos pensar en gas natural y en comernos un cocido madrileño. Lamentablemente nos tuvimos que conformar con un poco de salchichón, nuestros sacos de dormir y una tienda de campaña que hacía aguas.
A estas alturas ya era evidente que nuestros planes de hacer la ruta con medio buen tiempo no podían haber fracasado más, pero cuando nos despertamos al día siguiente y seguía lloviendo... ufff... y encima recién levantaditos había que pasar el río que no habíamos cruzado la noche anterior. Teníamos las botas tan caladas que ya vadeábamos los ríos sin descalzarnos!
Después de atravesar otro puerto de montaña y cruzar varios neveros (sí, caminamos por bloques gigantes de nieve en el mes de Agosto...) increíblemente salió El SOL! y nos acompañó hasta Hesteyri, el final de nuestra ruta.
El último día lo dedicamos a recorrer la zona. El hecho de que hiciera sol, haber podido secar la ropa y comer algo calentito ya era suficiente para estar bien, a pesar de estar molidos.
Tampoco sería justo quedarnos sólo en las penurias de la ruta y no compartir lo increíble del paisaje de Hornstrandir, que pasa de ser extremo, rocoso, hostil, ártico! a convertirse en un valle verde con casitas, riachuelos y cascadas, digno escenario de la casa de la pradera.
Ahora sí, a la vuelta Isafjördur nos pareció de lo más cosmopolita. Nos premiamos con hamburguesas y pizza, y dormimos calentitos, sequitos, como reyes en el suave colchón de la furgo.
QUÉ VIVA LA CIVILIZACIÓN!

lunes, 1 de agosto de 2011

Círculo Dorado y Laguna Azul

Durante los últimos tres días de agosto nos hemos dedicado a turistear por los escenarios más concurridos de Islandia. Pensamos que no iban a ser lugares que nos deslumbraran, pero había que conocerlos igualmente. Tras haber estado allí podemos afirmar que efectivamente no deslumbran, pero sorprenden, y son necesarios dentro de la ruta islandesa.
El Círculo Dorado está compuesto por tres fenómenos naturales. Uno es el Parque Nacional de Thingvellir, que también es Patrimonio Mundial de la UNESCO.
El parque es importante en la historia de Islandia por ser el lugar escogido por los primeros colonos del país para celebrar la Asamblea Nacional, o Parlamento, con poder legislativo.
Lo curioso es que el lugar que escogieron es una fosa causada por la separación de las placas tectónicas Euroasiática y Norteamericana!
El parque no es impresionante, pero mola caminar entre placas sabiendo que continúan separándose.
Otro de los fenómenos es Geysir, que da nombre a todos los geiser del mundo. Lamentablemente Geysir no está en activo siempre, solo erupciona después de grandes terremotos. Sin embargo otro gran geiser llamado Strokkur, funciona como un reloj y cada 10 minutos erupciona disparando un chorro de agua de unos 20 metros de alto! Durante esos 10 minutos de intervalo, es emocionante intentar adivinar cuándo va a ocurrir la siguiente erupción. Y cuando ocurre, aunque la esperas, pegas un bote del susto, y flipas porque parece que la fumarola siempre es más alta que la anterior.
Por último está Gulfoss, la casacada más famosa de Islandia. La verdad es que es potente, enorme, hasta da un poco de miedo. Pero cuando se han visto saltos de agua preciosos y cascadas casi a diario durante dos meses, no impresiona tanto... supongo.

Lo de la Laguna Azul es otro cantar. ¿Que es turística? mucho, ¿un poco pija? pues un poco sí, ¿que da pereza porque puede estar llena de gente? totalmente, de hecho nosotros habíamos descartado ir y cambiamos de opinión en el último momento.
Claramente hicimos bien, la Laguna Azul es única! Es una especie de piscina natural en medio de un campo de lava. El agua es azul muy claro y es rica en sílice, que le da un tono blanquecino casi opaco. Por supuesto el agua es de origen termal, así que está calentita. Y además hay unos cubos con arcilla hecha del sílice del agua para embadurnarse el cuerpo en plan mascarilla.
La escena parecía sacada de una peli de ciencia ficción de serie B... Una enorme central geotérmica en medio de un oscuro campo de lava, envuelve de vapor con olor a huevo pocho una laguna blanquecina, en la que personas de decenas de nacionalidades diferentes se arrastran con el agua a la altura de los sobacos y la cara cubierta de una plasta blancuzca... Volvería a pagar sólo por verlo otra vez!
Hay también servicio de masajes, sauna, etc. pero bueno, eso para el que lo quiera.
Para nosotros fue suficiente con la mascarilla de sílice, fantástica! Deja la piel como el culito de un bebé.