domingo, 28 de agosto de 2011

Snaefellness

Tras volver de Landmannalaugar y hacer una pequeña escala en Reikjavik para reponer fuerzas (y gorronear descaradamente cocina, secadora y wifi al Youth Hostel vecino al camping), retomamos la carretera y volvimos a subir la costa oeste de Islandia hasta la península de Snaefellness.
Teníamos pendiente dedicarle algunos días y nos apetecía verla con tranquilidad, y la verdad es que merece mucho la pena.
La única pega es que Snaefellness sí es de este planeta, y claro, después de volver del planeta Landmannalaugar hasta el paisaje más bonito sabe a poco.
((RECOMENDACIÓN PARA FUTUROS VIAJEROS CON DESTINO ISLANDIA: LANDMANNALAUGAR HAY QUE DEJARLO SIEMPRE PARA EL FINAL))
En cualquier caso, a Snaefellness hay que ir.
Imaginaros interminables campos de lava cubiertos de musgo, salpicados de cráteres negros, verdes y rojos surgiendo por todas partes.
A lo largo de la costa la lava toma formas caprichosas, las columnas de basalto se retuercen en cortinillas tableadas jugando con las olas. Catedrales de lava congelada, y basálticos animales de Gaudí rodean pueblos pesqueros, iglesias negras y una playa de canicas.
Todo ello presidido por una montaña imponente con un enorme cráter glaciar en su cumbre (donde comienza el Viaje al centro de la Tierra de Verne)
Pudimos dormir dentro de un campo de lava, y ver todas las estrellas (ya se hace casi de noche!) También perdernos el final de un partido de fútbol local en Olafvik y enviar postales.

La última noche conocimos a una pareja de españoles que llevaban casi un mes en Islandia. Nos contaron que 2 noches atrás, hacía mucho frío y el cielo estaba totalmente despejado, vieron en Pingeyri la Aurora Boreal... así que ese es nuestro próximo objetivo.

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