miércoles, 14 de septiembre de 2011

La vida en la furgo. Cómo vivir en 2x1m. y no morir en el intento. (parte II)

Claramente lo mejor de vivir en una furgoneta es la absoluta sensación de libertad... poder dormir en cualquier sitio, desde orillas de lagos, de playas, acantilados solitarios o campos de lava. Bajo puentes, en la rivera de ríos que por la mañana se llenan de pescadores, al lado de granjas abandonadas o dentro de un Parque Nacional. En áreas de servicio de todo tipo.
Sentimos que la tierra es nuestra y los turistas madrugadores nos molestan por las mañanas con sus coches y sus voces.

Encontrar un buen sitio para pernoctar también tiene sus trucos. La principal cuestión que nos lleva de cabeza cada noche es la inclinación. Parecerá una tontería pero es fundamental encontrar un terreno llano. Si aparcamos en cuesta, durante la noche nos escurrimos hacia arriba, hacia abajo, o hacia los lados, aplastando al desafortunado que le haya tocado dormir en el lado malo.
Tampoco puede ser un sitio muy expuesto si hace viento porque entonces los empujones nos despiertan durante la noche, y tampoco podemos cocinar con el camping gaz.
Aunque si hay algo a lo que nos cuesta acostumbrarnos es a salir a hacer pis por la noche... con el frío, la lluvia, el viento, y estando tan calentitos en la cama...
Si ya cuesta salir de la cama para ir a hacer pis cuando estamos en casa, imaginaros que en vez de cruzar el pasillo tuvierais que salir a la calle en pleno invierno, lloviendo, y mear detrás de un árbol. Eso cada noche!
Tenemos super controlada la ingestión nocturna de líquidos para tener que salir las menos veces posibles, y hasta nos hemos planteado comprar un orinal.

Otro posible handicap podría haber sido el tema de la alimentación. Antes de venir pensábamos que íbamos a pasar más hambre que el perro de un ciego, todo el día a base de latas y sandwiches.
Pero la verdad es que nos apañamos estupendamente en la cocina.
Ya nos conocemos todas las cadenas de supermercados de Islandia y tras nuestro riguroso estudio, podemos concluir que Bónus, la cadena del cerdito rosa, goza de una reputación de económica no merecida.
El Bónus sería como el Mercadona islandés. Tiene marcas blancas relativamente de buena calidad (muchas menos que nuestro Mercadona), pero el resto de productos de marcas comerciales son igual o más caros que en otros supermercados.
La carnes y el pescado son casi siempre prohibitivos, aunque a veces hay ofertas de chuletones de cerdo y salmón, que están francamente buenos.
Los lácteos son baratos y deliciosos, y a base de equivocarnos y hacer mezclas raras los reconocemos en seguida.
La fruta también es bastante cara, salvo las manzanas. Las uvas son producto de lujo, igual que los aguacates, el melón, la piña, las ciruelas... Aquí casi todo es importado así que lo compensan con los precios.

En fin, que no comemos tan mal; desayunamos pan con tomate y aceite, pepinillos, requesón o skyr (un yogurt riquísimo). Luego hacemos un lunch como los ingleses a base de fruta, frutos secos o una tapita de paté. Y hacemos el despliegue para la cena. Entonces sacamos el camping gaz, el primus, las cacerolas y todos los ingrediente y nos hacemos unos platos que ya quisieran servir en El Bulli.
Bueno, tampoco exageremos... simplemente comemos civilizadamente, seguimos sanos y rollizos, y tenemos buen color.

Hasta aquí puedo contaros sobre nuestra experiencia sobre ruedas. Podría hablaros también del tema de la convivencia... pero entonces sí que alucinaríais... así que mejor nos reservamos esa información.

2 comentarios:

  1. Me alegro que conservéis buen color, jeje. besitos aventureres!!

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  2. sugerencia : en vez de un orinal , un frasco de plastico o cristal, boca ancha, capacidad aprox de 1 litro y tapa hermetica
    de todos modos enhorabuena! a la vuelta o en un largo viaje de vuelta siempre podeis escribir una guia de superviviencia en un pequeño espacio, y ademas móvil

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