Seydisfjördur nos recibe con sus suaves fiordos en un sorprendente día soleado.
Entramos en Islandia por la cara este, por lo visto menos turística por su inaccesibilidad y sus escasas atracciones evidentes. Sin embargo nos parece que esta zona tiene mucho encanto.
Lo primero que hay que decir sobre Islandia es que no se parece a nada que se haya visto antes. Es como un gran Parque Nacional, o más bien como un grupo de Parques Nacionales, todos juntos y mezclados. Montañas nevadas con cascadas y fiordos, y lagunas humeantes, llanuras y bosques y lagos y ríos... "todomezclado", un revoltillo indescriptible.
Nuestra idea era aprovechar y conocer a fondo esta parte del país, pero el día soleado nos la juega, y lo que parecía un verano fresquito se convierte en un invierno lucense, con niebla espesa incluida.
Decidimos que hay que adaptarse al clima islandés impredecible y empezamos a subir hacia el norte para el día 16 comenzar la ruta de tres días por el ganso, la península de Langanes.
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