- mira, mira, mira!! - dijo ella.
- no puede ser... - dijo él.
Pero era. Las luces se hicieron más intensas, empezaron a definirse y a tomar tonos verdes.
Rayos láser, cortinas de luz, una melodía escrita en el cielo... sí, era una Aurora Boreal.
Durante 30 minutos el viento solar nos acunó transportándonos a algún lugar desconocido, alejándonos de todo, emocionándonos.
Haciéndonos desear que esta vez fuera la primera de muchas más.
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